RESUMEN

Cuando pensamos en papeles de familia, primero pensamos en los nuestros, en los de todos los días. Nos parecen poco importantes porque no están llenos de historia. En la era de la vida sin papeles, a menudo queremos despejar la cubierta. Sin embargo, existen plazos legales para conservar algunos de ellos. Sólo hay que saber cuáles son. Las palabras "papeles de familia" traen a la mente documentos dados o transmitidos por la generación anterior. Son extraordinariamente variados, y van de lo serio (documentos notariales, pasaportes, expedientes de seguros, etc.) a lo conmovedor (cuadernos escolares, notas, fotos de boda, etc.). Pensamos menos en tirarlos y más en conservarlos. Pero, ¿cómo clasificarlos para encontrar fácilmente el que queremos enseñar a nuestros nietos? ¿Cómo conseguir que esos papeles, a veces centenarios, o esas frágiles fotografías en tonos sepia, sigan vivos? Digitalizarlos es una forma de salvaguardarlos, pero eso no significa que haya que tirar los originales: hay que protegerlos. Por último, están los papeles de familia con los que sueña, sobre todo si le apasiona la genealogía. Son los que nos faltan, los que nos gustaría encontrar por afecto a un antepasado desaparecido o porque queremos recoger la memoria familiar antes de que se desvanezca: registros familiares o militares desaparecidos, fotos perdidas... La búsqueda puede empezar por los primos y tíos, o incluso por la administración y los archivos. Pero hay que saber desde cuándo existen estos documentos y cuál es su historia. Esta guía responde a todas estas preguntas, con ilustraciones que corresponden a los documentos que busca.

AUTOR

Myriam Provence: genealogista profesional en París desde 1987, presidenta durante muchos años de la Chambre syndicale des généalogistes et héraldistes de France, autora de numerosos artículos y obras genealógicas.